
Otro problema que calma la progresión de los precios en las viviendas, es la menor tasa de ahorro como consecuencia de la elevada inflación, sobre todo en bienes de consumo básicos. Si bien, este impacto se verá temporalmente amortiguado por el mayor ahorro acumulado debido a los fuertes años del covid-19″.
No se asemeja para nada lo que sucedió hace más de una década, ya lo dijeron los expertos de Bankinter, solo aparecían síntomas de sobrecalentamiento que preveían una corrección significativa en los precios por dos factores: Por un lado, la tasa de esfuerzo se situaba en el 33% a finales de diciembre del 2021 y, «aunque se incrementará en 2022 por mayores costes de financiación, se mantendrá previsiblemente en niveles próximos a la media histórica del 35%».
Por último, debido al equilibrio entre oferta y demanda, Bankinter alega que «todo lo que se construye se vende» con las miras puestas en 2022.
El problema es que la vivienda y los salarios no han ido por el mismo camino, han ido en crecimiento de diferente manera. No obstante, Bankinter informa de cierta «sobrevaloración en relación a los salarios, ligeramente superior al 5% aproximadamente». Además, la relación entre precios de vivienda e ingresos familiares medios, se encuentra 8,3 veces ligeramente por encima de la media histórica (20 años).
Según datos del Banco de España, «diríamos que se ajustará de forma natural con mayor incremento de la renta bruta disponible de los hogares (+3% máximo en 2022 y 2023) que de los precios de vivienda».
